viernes, 29 de julio de 2011

ELIMINAR

Eliminar
Contundente palabra. Tiene varias acepciones:
- Quitar, separar algo, prescindir de ello.
- Matar, asesinar.
- excluir a una o a muchas personas de una agrupación o de un asunto
Tiene significado de irreversible, definitivo. Por eso cuando el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha anunciado que la RAE ha llevado a cabo la modificación del término “rural” y, por lo tanto, eliminará en la próxima edición del diccionario cualquier acepción peyorativa como “tosco” o “inculto”. Me ha producido sensaciones contrarias. Por un lado alegría por el respeto y reconocimiento hacia el medio rural que puede suponer esta acción y por otro el sentimiento de pérdida de términos que reflejan una parte de nuestra historia, sea justa o injusta, pero historia al fin y al cabo.


           
Eliminar palabras o asociación de las mismas a la carta o a gusto de cada colectivo me parece, cuanto menos, peligroso para nuestro idioma, el castellano, que si es rico y variado es gracias a la multitud de términos y vocablos que pueden usarse para expresarse de una manera correcta.
Por eso, desde mi incultura, me atrevo a sugerir que en lugar de eliminar una o varias acepciones del diccionario de la RAE simplemente se anteponga al significado: “antiguamente y en desuso, inculto, tosco”, tal y como vienen actualmente recogidas muchas acepciones. Por la sencilla razón de que si eliminamos palabras de nuestro diccionario perdemos en riqueza léxica, en historia, en comprender cómo lo rural evoluciona, se dignifica y se convierte en algo meritorio y sabio, tal y como siempre ha sido en realidad. Porque, ¿hay mayor sabiduría que la de conocer los secretos de nuestra madre tierra para aprovechar los recursos que nos brinda de forma inteligente y racional? Sencillamente si comemos, vivimos. Si no comemos, morimos. Y hay que reconocer que comemos gracias al medio rural.

Pero, por favor, no caigamos en la tentación de intentar eliminar vocablos que puedan molestarnos porque de ser así deberíamos solicitar una revisión integral de nuestro imponente e importante diccionario de la RAE. Dejo como muestra de lo dicho sólo unos pocos ejemplos:
- Campesino: Que vive y trabaja de ordinario en el campo. Silvestre, espontáneo, inculto.
- Rústico: Perteneciente o relativo al campo. Tosco, grosero.
- Patán: Aldeano o rústico. Hombre zafio y tosco.
- Aldeano: Natural de una aldea. Inculto, rústico.
¿Hasta dónde deberíamos eliminar?
¿No sería mejor simplemente revisar y dignificar aquellas acepciones en desuso que vayan contra algún colectivo, anteponiendo: “Antiguamente y en desuso”?
En Arévalo a 28 de julio de 2011
Texto y foto: Luis José Martín García-Sancho

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