Van llegando.
Sin aglomeraciones, sin prisas, pero sin pausa, unas más tímidas, otras más atrevidas. Distintas especies de aves acuden, unas a beber, otras a comer, otras a llevar material al nido.
Van llegando.
El avión común (Delichon urbica) coge pellas de limo con el pico para construir su nido esférico de barro y saliva.
Las golondrinas (Hirundo rustica) también acuden al charco a llevarse pellas de barro en el pico para construir su nido en forma de peana.
La lavandera blanca (Motacilla alba) busca alimento entre los limos del charco. Picoteando incansable de aquí para allá.
La lavandera boyera (Motacilla flava) con su encendido pecho y vientre amarillo limón, imita a su prima blanca, picoteando en busca de algún invertebrado.
Tan sólo han pasado diez minutos de observación y estas seis especies de pájaros han utilizado este pequeño charco para beber, comer o nidificar.
El agua y la vida, la vida y el agua, siempre de la mano.
En Arévalo, a diez de abril de 2025.
Luis José Martín García-Sancho.
Qué artículo tan bonito y lleno de vida. Transmite alegría y nos descubre lo que significa un poco de agua en tierras secas. Gracias.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Ángel. Efectivamente, así es allí donde hay agua, hay vida.
EliminarNo quiero ni pensar, que haría esta gente con una piscina con depuradora…!
ResponderEliminarGracias por su comentario.
EliminarEn mi pueblo hay muchos pajaros como losbdet tu retratos. A los grises los llamamos neberillas en invierno hay muchos. Gracias por enseñarnos los pajaros que hay por los pueblos. Tambien vemos garzas patos y grullas.
ResponderEliminarPurificación
Gracias por compartir sus experiencias con nosotros.
EliminarObservar con sensibilidad, describir lo observado, y transmitir con gusto tu sentir.
ResponderEliminarGracias por todo.
Gracias Luis, un placer compartir mis observaciones y un honor recibir comentarios como el tuyo.
EliminarSiempre es un placer leer estás cosas llenas de vida y con es sensibilidad de quien lo escribe. Muy bonito
ResponderEliminarGracias por tu comentario. La vida nos enseña a ser sensibles.
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