Los
grillos dan un concierto
en esta noche de estío,
la
luna brilla que brilla,
raja
de melón partido.
El
chico se asoma asoma
sobre
la loma del río,
ve
a la muchacha bailando
con
el mandil encendido.
La
espalda tiene de nácar,
nácar
muy brillante y vivo
y
por su boca se escapa
fuego
con cada suspiro.
Es un
baile cadencioso
muy
lento, pero con brío,
llega
la miel a la luna,
llega
el final del camino.
Nadie más
está en el campo
el
campo parece vacío,
solo
el chico y la muchacha
con un centenar de
grillos.Arévalo, a siete de agosto de 2019.
Luis
J. Martín.
Foto Internet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario