domingo, 7 de febrero de 2016

CERO

(basado en hechos reales)

1ª inspección:
- autónomo: ¿Por qué pago más que el año pasado si mi negocio ha disminuido?
- Inspectora de Hacienda: Porque solo tiene un trabajador a media jornada y antes lo tenía a jornada completa. Tiene menos gastos y por tanto más beneficios.
- autónomo: Eso no es lo que reflejan mis ingresos, que cada año son menores. De todas maneras tengo dos trabajadores, uno a media jornada y otro a jornada completa.
- Inspectora de Hacienda: A mí solo me consta un trabajador a media jornada, así que lo que debe hacer es dar de alta al trabajador que tenga a jornada completa para regularizar su situación ya que es un trabajador ilegal.
- autónomo: No, señora inspectora, le aseguro que le tengo dado de alta y desde hace treinta y cinco años.
- Inspectora de Hacienda: Debe haber un error porque le digo que a mí en esta empresa solo me consta un trabajador a media jornada.
- autónomo: Claro que le consta señora inspectora, ese segundo trabajador soy yo que llevo cotizando treinta y cinco años por esta empresa.
- Inspectora de Hacienda: No, no, pero usted es autónomo,  no cuenta.
- autónomo: Mire en eso coincidimos, es lo que pienso yo también que los pequeños autónomos no contamos para nada ni para nadie, a pesar de que soportamos el 90% de las cotizaciones a la seguridad social y del IRPF, somos como un cero para el sistema. En cambio, si dejáramos de pagar impuestos y cotizaciones durante seis meses o un año todo el, bien llamado, sistema del bienestar se iría al garete. Pero ya ve, a pesar de eso, de todo el protagonismo que tenemos en nuestra sociedad, como usted dice, no contamos.

Seguramente no tuvo nada que ver este enfrentamiento, pero ese año el pequeño autónomo volvió a pagar más impuestos a pesar de que el negocio le fue peor.
 

2ª inspección:
- Inspector de Trabajo: Veo que tiene un trabajador a media jornada.
- autónoma: Sí, así es, debido a la pérdida de negocio he tenido que hacer un ERE de reducción de media jornada.
- Inspector de Trabajo: La jornada de su trabajador es por la mañana de diez a dos y de lunes a viernes, ¿no?.
- autónoma: Sí, eso es, lamentablemente no hay trabajo para más.
- Inspector de Trabajo: Si por cualquier circunstancia cambia el horario, sabe usted que se lo debe comunicar a su trabajador con quince días de antelación y a la inspección de trabajo también.
- autónoma: Sí, lo sé, lo sé. Lo único que tengo una duda, verá: Mi trabajador puede enfermar de un día para otro y darse de baja, ¿cierto?
- Inspector de Trabajo: Así es, por supuesto, las seguridad social cubre su baja desde el primer día.
- autónoma: Lo cual me parece muy bien y humano que en esta sociedad del bienestar las cotizaciones a la seguridad social le amparen en caso de enfermedad o accidente. Pero no es esa la pregunta que quería hacerle. Verá: si yo me pongo enferma, ¿se lo debo comunicar a usted y a mi trabajador con quince días de antelación para que mi trabajador pueda sustituirme a jornada completa?
- Inspector de Trabajo: ¿Cómo va a saber usted que se va a poner enferma con quince días de antelación?
- autónoma: Eso es lo que pienso yo. Entonces, en caso de que me ponga enferma o me pase algo de repente, ¿cómo lo debería hacer?
- Inspector de Trabajo: (piensa largo rato) Eeeehhh... En ese caso...
- autónoma: Supongo que podré ponerme enferma, ¿o no?
- Inspector de Trabajo: Claro, por supuesto que sí.
- autónoma: Pero cómo lo hago entonces.
- Inspector de Trabajo: Bueno pues imagino que lo debe comunicar a esta inspección de trabajo y a su trabajador para que haga jornada completa o que su negocio funcione solo a media jornada durante su enfermedad.
- autónoma: Y mi trabajador, según dice usted, se podría negar a hacer la jornada completa por no habérselo comunicado con quince días de antelación.
- Inspector de Trabajo: Bueno... Sí... estaría en su derecho.
- autónoma: Entonces, según usted durante mi enfermedad, ¿debería cerrar el negocio?
- Inspector de Trabajo: No, yo no he dicho eso, solo he dicho que, en ese caso, su trabajador no estaría obligado a cubrir su baja durante los primeros quince días.
- Autónoma: Perdone señor inspector, con todos mis respetos y sin querer faltarle al respeto, creo que el que se está equivocando es usted porque...
- Inspector de Trabajo: No, no, es así como se lo digo, créame.
- autónoma: No si yo no dudo en que sea así lo del aviso y lo de los quince días y tal. En lo que creo que se equivoca es en lo de mi baja porque como usted sabe los autónomos no tenemos derecho a baja los quince primeros días, vamos que esos quince días, si nos pasa cualquier cosa, no cuentan, somos un cero, es como si no existiéramos. En cambio, mi trabajador sí tiene derecho a cobrar desde el primer día de su baja y a no cubrir los quince primeros días de la mía, ¿es así?
- Inspector de Trabajo: Bueno técnicamente sí. Pero usted podrá cobrar la baja a partir del día quince.
- autónoma: ¿Podría usted vivir con 400 euros al mes señor inspector?
- Inspector de Trabajo: Bueno creo que eso no viene al caso...
- autónoma: Sí, yo creo que sí viene. Yo tengo que ingresar cada mes a la Seguridad Social por mi trabajador 450 euros de los cuales él solo paga 40 euros. Yo pago por mí esa misma cantidad mensualmente es decir 450 euros. En cambio, si yo enfermo, los quince primeros días no cobro nada y el resto, la cantidad de 404 euros al mes. Mientras que mi trabajador cobra aproximadamente el 80% de su salario desde el primer día de su enfermedad, que es más que lo que ustedes me dan a mí, ¿Es cierto?
- Inspector de Trabajo: Bueno... básicamente sí, pero dese cuenta que antes...
- autónoma: Señor inspector, póngase en mi lugar, ¿le parece justa esta situación?, ¿no le da la sensación de que usted es como el jefe de galeras que azota a los galeotes para que no dejen de remar?
- Inspector de Trabajo: No veo por qué, yo solo cumplo con mi trabajo, si no le gustan sus condiciones de vida haber aprobado una oposición para ser inspector como he hecho yo.
- autónomo: No, si yo no me meto con su libertad, al contrario, me alegro de ella. Pero el hecho de haber aprobado una oposición no le debería servir para quitarme a mí la mía, obligándome a base de azotes a no dejar de remar. Solo le quiero decir que los autónomos somos los esclavos modernos de esta sociedad. Es curioso, remamos y remamos, es decir, pagamos para que otros no sean esclavos pero nosotros mismos lo somos. En cierta forma, se podría decir que pagamos para ser esclavos, para perder nuestra libertad.
­- Inspector de Trabajo: Bueno, que no tengo toda la mañana para tanta gaita filosófica. Tráigame el libro de visitas que tengo más establecimientos que inspeccionar.
 
Seguramente no tuvo nada que ver este enfrentamiento con el inspector de trabajo, pero al año siguiente a la pequeña autónoma no le renovaron el ERE de media jornada y, a pesar que el negoció seguía disminuyendo, se vio en la obligación de cotizar por su trabajador a jornada completa. Quince meses después tuvo que cerrar el negocio.
El trabajador se fue a la calle con 20.000 euros de indemnización (12.000 pagados por la empresaria y 8.000 por el FOGASA) y con dos años de paro. La autónoma se fue a la calle con deudas y sin paro. A los tres meses empezó a cobrar 404 euros de ayuda.
Esta autónoma, durante los 36 años largos de actividad, pagó 270.000 euros a la Seguridad Social (115.000  por ella y 155.000 por su trabajador) y 150.000 euros de IRPF: en total, 420.000 euros pagados a la administración para irse a la calle sin nada.
Se puede decir que esta trabajadora autónoma pagó casi medio millón de euros para ser esclava de esta sociedad del bienestar.. para unos más que para otros.
Arévalo, a siete de febrero de 2016.
Luis J. Martín

2 comentarios:

  1. Luis, has dicho lo que muchos pequeños autonomos hablamos entre nosotros pero no nos atrevemos a decir abiertamente ¿por miedo? no se. Parece mentira que pagando diez veces más que cualquiera de nuestros trabajadores, tengamos menos derechos. De cierta manera es una forma de esclavitud, da vergüenza decirlo pero pagamos por esa forma de esclavitud moderna a la que te refieres.

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    1. Cierto autónomo, pagamos para que otros sean libres, pero nosotros no lo somos, dependemos únicamente del rendimiento de nuestro trabajo, no de las cotizaciones que puntualmente pagamos.

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