Río Arevalillo. Luis J. Martín
Dónde está el agua
que se llevó la hoja del chopo
aquel otoño tan rojo,
verde, bronce y
amarillo.
Dónde está el río
testigo de nuestros besos
que en su ribera nos dimos
debajo de aquellas ramas
y alegre corrió a contarlo
a la piedra, al sauce, al mirlo.
Dónde está el olmo
que utilizamos de libro
y en su corteza escribimos
dos nombres sin apellidos.
Dónde buscamos ahora
memoria de aquellos días
que fueron para nosotros
manantial de nuestras vidas.
Ahora ya no queda agua
y, por tanto, ¡ya no hay río!
el gran olmo se ha secado
y ha desaparecido,
si ha acabado en una lumbre
habrá dado buen fuego
pues de amor era encendido.
Pero si el agua se pierde,
el río ya no es tal río
y el olmo no vive ya,
sólo nos queda el recuerdo
para poderlo contar
y decir a nuestros hijos
que por allí el agua corría
que le daba cauce a un río
y a un olmo colosal.
Y que olmo, río y agua
fueron vida, son y serán.
Luis José Martín García-Sancho.
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