Por: Luis José Martín García-Sancho
La mañana del domingo 21/08/2011, Ángel
Ramón González, nos enseñó los restos de tres poblados antiguos, ya
desaparecidos, asentados en el actual término de Orbita. Pertenecieron a tres
periodos distintos de nuestra historia. El primero de ellos es el Montejuelo datado
en el siglo XII y desaparecido en el XVII. El segundo las Ilejas, villa romana
habitada hace 1900 años. Y el tercero el castro vetón de la Tejada habitado
hace unos 2700 años. Pudimos ver restos de estos tres asentamientos
desperdigados por las tierras de labor y las laderas del Adaja y arroyo del
Pontón.
Las explicaciones de Ángel fueron
interesantes y apasionadas y todos aprendimos algo más de la historia de
nuestros antepasados, que es lo mismo que nuestra historia. Llamaba la atención
como los escasos restos que quedan de la iglesia de Montejuelo, podrían haberse
salvado de la última concentración parcelaria realizada a raíz de la puesta en
marcha del regadío de las Cogotas, simplemente convirtiendo en zona común esta
pequeña parcela, permutándola por otro terreno.
Resulta lamentable comprobar como se
pierde un pedazo de nuestro patrimonio ante la dejadez, pasividad, olvido,
desidia… de los que pueden hacer algo y no lo hacen. Ya en el río fuimos
también testigos de esta misma apatía de nuestra administración, en este caso
de medio ambiente, por la cantada extinción del cangrejo de río autóctono de las
aguas del Adaja.
Ante la inminente extinción del cangrejo
de río autóctono (Austropotamobius
pallipaes) ocasionada por una enfermedad conocida como Afanomicosis,
causada por el hongo Afanomyces astaci,
a la Junta de Castilla y León no se le ocurrió otra cosa, hace unas décadas,
que introducir una especie de cangrejo procedente de América conocida como cangrejo
señal (Pacifastatus leniusculus), de
mayor tamaño y voracidad que el cangrejo autóctono. Pero no dieron la menor
importancia a un “pequeño”, pero crucial, detalle: que esta especie foránea era
portadora del hongo que estaba causando la extinción al cangrejo autóctono. Todos
los asistentes a la excursión eco-arqueológica pudimos observar varios
ejemplares de este crustáceo alóctono introducido por la Junta de Castilla y
León en el río Adaja.
Cangrejo Señal: de tonos terrosos y casi verdosos se caracteriza por una mancha blanca en la comisura de sus pinzas, es más lento y menos agresivo.
Cangrejo rojo: se caracteriza por su color rojo o granate con puntos más claros.
Lo sorprendente de todo este
despropósito es que la primera suelta “controlada” de cangrejo señal se realizó
el año 1974 en la provincia de Soria con nefastos resultados para nuestro
cangrejo ¿Por qué entonces se continuó con esta introducción? ¿Por qué
conociendo que el Cangrejo Señal era portador del hongo mortal se le siguió soltando,
de forma continua y prolongada, en muchos ríos de Castilla y León?
A esta desafortunada actuación de la
Junta de Castilla y León hay que sumar la suelta “irregular” del cangrejo rojo
(Procambarus clarkii), otro crustáceo
procedente de América e igualmente portador del letal hongo, realizada de forma
descontrolada en la cuenca del Duero por personas sin escrúpulos. Este cangrejo
fue introducido por primera vez en España por la administración en el año 1973
en las marismas del Guadalquivir. Pasando a suponer en poco tiempo una
auténtica plaga, capaz de modificar peligrosamente el rico y diverso hábitat de
las marismas y arrozales.
Hoy se sabe perfectamente que los
cangrejos señal y rojo actúan como vectores de la enfermedad conocida como afanomicosis
o “peste del cangrejo”, es decir, aunque a ellos no les afecta, son portadores
del hongo que a nuestro cangrejo de río le causa la muerte. Por lo tanto, el
trasiego y dispersión de estas dos especies foráneas, puede poner en peligro a las
poblaciones aún existentes de cangrejo autóctono, así como a un futuro y muy
necesario plan de recuperación, si es que la consejería de Medio Ambiente
decide realizarlo algún día.
Aunque demasiado tarde, la Junta de
Castilla y León, en sus normativas anuales de pesca, ha dictado que los
cangrejos señal y rojo pescados sólo se pueden usar para el consumo propio y
que está prohibida, por tanto, la comercialización y la introducción del
cangrejo señal en cualquier masa de agua, estando ambos hechos penados por Ley.
Recordemos que fue la propia Junta la que introdujo esta especie invasora.
La introducción del cangrejo señal en
los ríos, a la que se ha aplicado con determinación la Administración regional
durante varias décadas, se ha considerado dentro y fuera de las esferas de
Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León como una desafortunada actuación
por ser una especie tan invasora, oportunista y predadora, como perjudicial. De
hecho, desde el Consejo de Pesca de Castilla y León se viene reclamando la
erradicación total tanto del cangrejo señal como del rojo de los ríos
castellanos y leoneses.
Aunque el cangrejo de río autóctono
lleva más de treinta años tocado de muerte por la afanomicosis, aparecida
inicialmente por la suelta incontrolada de cangrejo rojo, todavía se le podía ver
en algunos puntos del Adaja hasta que la propia Junta comenzó a soltar cangrejo
señal. Desde entonces el cangrejo autóctono se considera extinguido en este río.
Otro desaguisado más a sumar a la política medioambiental de la Junta de Castilla
y León. El cangrejo autóctono, a nivel nacional, es una especie amenazada, catalogada
como “Vulnerable” tal y como queda recogido en el Real Decreto 139/2011, de
4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen
de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
A pesar de lo dicho anteriormente,
todos debemos saber que en la orden anual de vedas se limita la pesca del
cangrejo señal (Véase: Resolución de 29 de abril de 2011, de la Dirección
General del Medio Natural, por la que se regula la pesca del cangrejo señal en
las provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Segovia, Soria, Valladolid y
Zamora para el año 2011). Es
decir, a pesar del riesgo que supone su presencia para la recuperación del
cangrejo autóctono, sólo se puede pescar en determinados tramos de río, en
determinadas épocas del año y un número de ejemplares limitado siempre que
superen un tamaño determinado.
La pregunta es muy clara. Puestos a
repoblar nuestros ríos con cangrejos, ¿por qué se usó el señal?, ¿por qué no se
reintrodujo el cangrejo autóctono?, ¿por qué se sigue vedando la pesca del
cangrejo señal y no se facilita la eliminación de las dos especies invasoras
para asegurar un mayor éxito de un futuro plan reintroducción?, ¿es el dinero
que la administración saca en licencias de pesca el precio que hay que pagar
por la total extinción nuestro cangrejo autóctono?
En
Arévalo, a 31 de agosto de 2011.
Artículo publicado en La Llanura de Arévalo nº 28 en septiembtre de 2011
La España de charanga y pandereta, esa España inferior que ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza, prefiere gastarse el dinero en plazas de toros y subvenciones taurinas a cuidar y respetar el entorno natural. B.
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