La Moraña y Tierra de Arévalo es una comarca eminentemente agrícola. La aparente monotonía de sus paisajes, conocidos como estepa cerealista, se ve interrumpida por pequeños hábitats que provocan un notable aumento de la variedad biológica de esta comarca situada al norte de Ávila y a caballo de las provincias de Segovia, Valladolid y Salamanca.
La interminable llanura es recorrida por los ríos Adaja, Arevalillo, Voltoya, Zapardiel y Trabancos. El cauce del Adaja representa la columna vertebral de la comarca, recorriéndola de sur a norte en busca del Duero. Su soto continuo supone un oasis de vida y verdor entre la aridez de los campos circundantes. El valle que este río ha horadado a lo largo de los años es verdaderamente hermoso y valioso. Representa una considerable fractura vertical de la planicie dominante. Proporcionando al paisaje parajes de gran belleza, como los Cortados Rojos, donde los campos de cultivo del campo de Pajares se desploman bruscamente hacia el cauce del Adaja en una caída vertical de algo más de cincuenta metros.
Acompañando al Adaja y al Arevalillo se encuentra la única y última masa forestal de importancia: son pinares de resinero y piñonero conocidos como el corredor del Adaja que representan una auténtica senda vegetal que es utilizada por multitud de especies de flora y fauna para desplazarse desde el Duero hacia el sur de la región o viceversa.
Las tierras de cultivo se ven salpicadas de vez en cuando por pequeñas formaciones forestales, la mayoría de las veces minúsculas, conocidas como bosques isla, generalmente pinares y en menor medida encinares. Estos pequeños bosquetes son auténticas islas de árboles en el mar de cereales circundante.
De la misma manera las pequeñas lagunas, lavajos o charcas que aparecen de forma periódica y estacional, representan hábitats muy valiosos para la diversidad de especies animales y vegetales, es decir para la biodiversidad. Así como para los viajes de las aves migradoras que utilizan estos pequeños humedales como auténticas áreas de servicio para descansar y reponer fuerzas. De hecho más del cincuenta por ciento de las aves observadas en la comarca están relacionadas con estos pequeños hábitats con presencia de agua como lagunas o ríos.
Por último los pequeños núcleos rurales que salpican aquí y allá toda la comarca, sirven de morada para muchas especies que utilizan las construcciones humanas para vivir, reproducirse o, simplemente, refugiarse.
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Avutarda macho en plumaje de celo (Foto: David Pascual Carpizo)
Como podemos ver la aparente monotonía de los paisajes, no es tal, lo que ha producido una rica biodiversidad. Concretamente, 230 especies de aves se han observado en La Moraña y Tierra de Arévalo, lo que la convierte en un auténtico paraíso para las aves. El resultado de esta diversidad es que en esta comarca se puede observar una importante fauna esteparia, muy amenazada a nivel mundial, con una más que destacable población de Avutarda, junto con especies forestales tan gravemente amenazadas como el Águila Imperial Ibérica, el Milano Real o acuáticas como la Cigüeña negra, la Grulla o la Barnacla Cariblanca.
El siguiente vídeo se puede observar una pequeña muestra de esta riqueza ornitológica, se muestran 55 especies de aves en bellas y espectaculares imágenes.
Que disfrutéis:
EN LACE AL VÍDEO: http://www.youtube.com/watch?v=o7lQ-N3ForQ
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