El presente artículo se lo
dedico a mi amigo Juan Carlos, sólo él y yo sabemos por qué y con eso nos basta
a ambos.
Toda la etimología del
flamenco nos lleva a fuego.
Se podría decir que deriva de flama
(llama) de donde derivan otras palabras relacionadas con el fuego como flamear
o inflamable.
Su nombre latino,
Phoenicopterus roseus, también relacionado con el fuego, pues la primera mitad
de Phoenicopterus significa púrpura o rojo escarlata y la segunda alas, algo
así como alas color escarlata o alas de fuego, y roseus es rosa por el color
predominante de su plumaje, a excepción de las alas extendidas que muestran un
color rojo (de las coberteras) y negro (de las rémiges) como una flama, como una llama. Patas fucsias y pico fucsia y negro.
También Phoenix hace
referencia, o deriva del ave fénix, ser de la mitología griega que resurgía de
sus propias cenizas y que en la cultura egipcia era un ave que se creó a sí
misma del fuego del árbol sagrado del templo del dios Ra.
Sea como fuere en la cultura
popular al flamenco se le relaciona con el fuego, más bien con el resurgimiento
de la vida después de la muerte, que no es otra cosa que el concepto de muerte
y resurrección para la vida eterna en el paraíso, de muchas de las religiones actuales.
Pues muchos de los lugares donde aparecen los flamencos a lo largo y ancho de
este mundo se pueden considerar paradisiacos para un mero espectador.
Comparto con todos ustedes unas imágenes del flamenco rosa (Phoenicopterus roseus), tomadas durante la segunda quincena de junio en varios humedales alicantinos: Salinas de Santa Pola, Salinas del Pinet, Clot de Galvany y el Hodo. Espero que disfruten de ellas tanto como yo he disfrutado al tomarlas.
El baile del flamenco al volar.
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