Mosaico de colores en diferentes parcelas de cereal. Algunas espigas con las argañas rojizas. Remata la imagen una hembra de aguilucho cenizo sobrevolando las mieses, ¿quién dijo fea?
LLANURA CEREALISTA. TIERRA DE
ARÉVALO.
¿Realmente piensas que es fea,
que no hay nada que ver, qué no hay nada que te pueda llamar la atención?
Tal vez sea porque no la
conoces o porque jamás la hayas mirado con la curiosidad debida.
Las llanuras cerealistas de la Tierra de Arévalo o La Moraña son diferentes en cada época del año. Es abril. Ahora predomina el verde de trigos, cebadas, centenos y avenas; de lentejas, garbanzos y alfalfas.
Pero no es un verde único, hay matices, tonalidades, mosaicos de colores, salpicados por el amarillo explosivo de la colza o por las argañas rojas de algunas cebadas.
También es tiempo de ruedas, pues andan las avutardas embebidas en estos menesteres, enceladas hasta la médula. Los machos exhibiéndose ante las hembras, que pastan por los alrededores haciéndose las despistadas. Pero, no, no lo están, es su juego, se fijan bien en cada macho y eligen el mejor, para que transmita sus genes a su descendencia.
Son muchas las especies que puedes presenciar en estos campos infinitos. Solo hay que tener paciencia. Van saliendo, se van dejando ver.
Aunque algunas, se
podría decir que han desaparecido. Hace años que no veo sisones reproductores,
ni ganga ibérica, ni alcaraván. Cada año escucho menos a la codorniz, y el
encendido cuchichiar de la perdiz.
Algo está pasando.
Menos calandrias
celebran el amanecer cada día de primavera en melodiosos vuelos. Menos
aguiluchos danzan sobre las mieses, acariciando las espigas son la punta de sus
alas. Cogujadas y terreras comunes, bisbitas campestres, ortegas, gorriones
molineros, trigueros, cada año menos individuos, más silencio.
Algo está pasando.
Llegará otro abril en el
calendario, pero no sé por cuanto tiempo seguiré viendo y oyendo a mis
compañeras aladas, celebrando su presencia, admirando su porte. A pesar de la
espectacularidad del paisaje, cada año los pueblos y los campos se quedan más
vacíos.
Algo está pasando.
En Arévalo, a veintiséis de abril de 2025.
Luis J. Martín.
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