Carlos Tomás Rodríguez Martín.
Recientemente Carlos Tomás, conocido por
muchos socios y simpatizantes de la Asociación la Alhóndiga de Arévalo y por muchos otros grupos y colectivos de Ávila y provincias limítrofes, ha sido
premiado por la Fundación Nueva Cultura del Agua con el galardón Dragona Iberia
2019: “Por su labor incansable para
fomentar la conciencia ambiental de la sociedad civil y política, por haberse
comportado de manera ejemplar y valiente. Por ser un gran conocedor del entorno
natural y haber sido pieza insustituible en algunas luchas medioambientales.
Por haber sido tanto informador como catalizador, al servir de nexo entre
distintas personas, grupos y movimientos sociales. Por educar y concienciar a
la sociedad en la sensibilización, conocimiento y respeto al medio ambiente, a
través de conferencias y ponencias. Por ser luchador infatigable y pieza clave sobre
la que han pivotado muchas de las luchas ambientales de la provincia de
Ávila y otras de la Comunidad de Castilla y León”.
Carlos Tomás recibiendo el premio Dagona Iberia.
Carlos Tomás Rodríguez Martín nació en Ávila
en 1964. Estudió en varios institutos y, tras trabajar casi una década en el
comercio abulense, decide dar un giro a su vida y entra en la Escuela de
Capataces Forestales de Coca. En los dos veranos siguientes trabaja en la lucha contra los incendios como peón
especialista de cuadrilla helitransportada del Puerto del Pico. Finalizado
este periodo es contratado como Capataz responsable de repoblaciones en una
empresa de montes del sector privado.
Posteriormente a comienzos de los 90 aprueba
el ingreso a Guarda Rural en el Asocio
de Ávila, como funcionario de la administración local, con destino en el Valle
Iruelas. Conviene recordar que el Asocio gestiona importantes montes públicos
de Ávila.
Dos años después compagina sus estudios de
Técnico Especialista en Explotación Forestal en Murguía (Álava) con la
preparación de las oposiciones a Agente
forestal de la Junta de Castilla y León, aprobando y consiguiendo su primer destino en
Burgos. En 1995 supera las oposiciones
a Celador de Medio Ambiente de la
Junta de Castilla y León consiguiendo su plaza en la Sierra de Gredos. Durante
ese tiempo obtuvo por promoción interna una plaza de Agente Medioambiental. Su puesto de trabajo actual sigue siendo de Celador de Medio Ambiente en el entorno
de la ciudad de Ávila y, por tanto, muy cerca de su domicilio.
Ha sabido hacer compatible su faceta
profesional desarrollada en plena naturaleza con su compromiso sindical como
responsable de la Secretaría de Medio
Ambiente de Comisiones Obreras de Ávila durante casi 20 años, pero además
también participó como responsable en otras materias, como la negociación de
convenios colectivos provinciales o miembro de la Comisión provincial de
prevención de riesgos laborales. Durante más de 10 años fue vocal de CC.OO. en
la Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo donde tuvo contacto con
diferentes grupos ecologistas.
Desde su actividad sindical relacionada con
el medio ambiente, apoyó y contribuyó a crear numerosas alianzas con
organizaciones sociales de diferentes perfiles; ecologistas, de pescadores,
culturales, etc. que perseguían la defensa del Medio Ambiente.
Durante una intervención en La Sexta sobre la urbanización La Favera.
Ha participado en innumerables luchas
ambientales que han tenido lugar no solo en Ávila sino en otras provincias,
tanto de forma directa como indirecta, a través de información, apoyo o
coordinación. Entre estas acciones, realizadas siempre de forma colectiva, cabe
destacar las llevadas a cabo por la defensa de Campo Azálvaro contra la
realización de una autopista y una urbanización, otras contra diversos proyectos
que pretendían talar bosques, como en Las Navas del Marqués en el caso conocido
como “la Ciudad del Golf”, o en Villanueva de Gómez donde la macrourbanización
“La Favera” hubiera destruido una gran superficie del valioso bosque del
Corredor del Adaja.
A parte de sus, ya comentadas, facetas:
profesional, sindical o activista medioambiental, también destaca, y de qué
manera, como comunicador social, dispuesto siempre a conceder entrevistas a diversos
medios de comunicación, a impartir cursos, charlas y conferencias, principalmente,
destinadas a la concienciación y protección ambiental, tanto en colegios e
institutos, como en salones de actos o en plena naturaleza. En este aspecto se
le puede considerar tanto un buen conocedor del medio ambiente y sus problemas
más acuciantes, como un gran comunicador, usando siempre un tono cercano,
didáctico, sensible y apasionado.
En su relación con la Asociación La Alhóndiga,
ha participado siempre que se lo hemos pedido en charlas y, muy especialmente,
en paseos por la naturaleza abulense: Los Infiernos, Sierra de Ojos Albos, Pico
Zapatero, La Serrota, nacimiento del Adaja… donde se ha mostrado como un guía
inigualable, hasta el punto de que todos los “paseantes” hemos coincidido en la
misma percepción: salir al campo con
Carlos Tomás es todo un lujo y una experiencia siempre agradable y
enriquecedora.
En el ámbito personal, he de decir que es un
buen amigo, atento y dispuesto a ayudar o a solucionar cualquier problema, y
una buena persona. Se necesitan muchos más seres humanos como Carlos Tomás para
que la sociedad sea un poco mejor, algo más justa y bastante más agradable.
Desde estas páginas queremos enviarle nuestra
enhorabuena por el merecido premio y nuestro agradecimiento a su labor y bonhomía.
En Arévalo, a siete de junio de 2019.
Luis José Martín García-Sancho.
Artículo publicado en el número 121 de La Llanura de Arévalo, junio de 2019.
Carlos Tomás, tercero por la izquierda junto a su esposa Tesesa, durante una ruta organizada por La Alhóndiga.